martes, 11 de abril de 2017

Domingo de Ramos (Parque de María Luisa)


Sobre la nívea ladera del Mont Blanc, el eslalon de los gorriones. Nubes metálicas de globos de colores surcan las cordilleras de palmeras y árboles de Indias. En el melancólico parque de los Montpensier baten las alas de Bécquer y la mañana azul de cristal adquiere la tonalidad rosácea del algodón de azúcar. El reino de la infancia y el reino de los cielos se confunden en este bosque naïf por el que a veces cruzan remotos carruajes de otros siglos de niños y de rosas en las pérgolas. Las salomónicas columnas del incienso se enroscan como sierpes a las torres áreas de la plaza de España y fugaces aves del paraíso nos rozan con su flecha naranja y verde camino del Nuevo Mundo. La virgen de la Paz va por el parque, trae con ella la plata restallante y el alpino frescor del Porvenir. Más o menos a esta hora, en la primavera universal de Juan Ramón Jiménez, desciende hasta Sevilla el Paraíso.


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