lunes, 4 de septiembre de 2017

Apoteosis de la Monarquía Española

Madrid, julio 2015


                                    (Oda nueva a Madrid)

Aquí no ruge el mar, pero brama Neptuno,
galopa entre las olas de los cielos de Breda
y las frondas ubérrimas del Paseo del Prado.

No rompe el sol tampoco sobre playas eternas,
mas arde sin embargo en torres y vitrales
la luz del Guadarrama como el toisón de oro

que los cielos imponen a la villa manchega
en la Plaza de Oriente donde un galeón varado,
adarga antigua y lanza, se pudre en astillero.

El Manzanares, manso desde los siglos de oro,
sacude su testuz de mulo encajonado
y, Castellana arriba, como un río a raudales,

ajenos al ocaso, ruedan coches sonámbulos.
(Bajo mil galerías seis millones de topos
horadan como esclavos los túneles del metro).

A  veces me imagino que el Palacio se eleva
igual que un dirigible que hubiera roto amarras
por el campo del Moro y las nubes de Tiépolo

y agito mi pañuelo de sangre y dos de mayo
cuando cruza su sombra por la Puerta del Sol
lo mismo que una nave espacial y nodriza.

Asomada al abismo nos saluda Letizia
-la princesa está triste, quiere dar la primicia-
y decimos adiós y decimos adiós.



Apoteosis de la Monarquía Española, Tiépolo, Palacio Real de Madrid



L. Boccherini: La Musica Notturna delle Strade di Madrid - Op. 30 n. 6 (G. 324) / J. Savall

No hay comentarios:

 
/* Use this with templates/template-twocol.html */